Turrón Doña Pepa de 250 g San José

El turrón de Doña Pepa es un dulce tradicional peruano relacionado con la festividad del Señor de los Milagros, formado por tres o más palos de harina distribuidos de manera similar al juego jenga, bañado con miel de chancaca y decorado con grageas y confites de varias formas y colores.

  • Se atribuyen tradicionalmente dos orígenes al tradicional postre limeño, que recuerda a la esclava Josefa Marmanillo, proveniente del cercano valle de Cañete, reconocida como buena cocinera:

    La primera historia y la más difundida en la historia oral y escrita, cuenta que hacia fines del siglo XVIII, Josefa Marmanillo comenzó a sufrir una parálisis en los brazos, enfermedad que posibilitó que fuera liberada de la esclavitud, pero al mismo tiempo -al impedirle trabajar- la dejaba sin posibilidad de sustento: en tales circunstancias escuchó rumores sobre los milagros que realizaba la imagen del Cristo de Pachacamilla, viajó hasta Lima, y tanta fue su fe y devoción que se recuperó de su enfermedad, y en agradecimiento creó el dulce dedicado al Cristo de Pachacamilla, actualmente llamado Señor de los Milagros. En la siguiente salida del Señor, Josefa levantó el turrón, ofreciéndoselo.

    Al regresar a Cañete, la esclava aseguraba que el Cristo la había mirado sonriendo mientras bendecía la ofrenda. También existe la versión que Josefa llevó una primera vez el turrón a la procesión y se lo ofreció al Cristo de Pachacamilla, curándose al retornar a Cañete. En cualquier forma, en los años posteriores siempre regresó a Lima para ofrecer su turrón en las procesiones del Cristo morado a los fieles, tradición que continuaron su hija, su nieta, y las generaciones posteriores.​

    La segunda refiere que un virrey organizó un concurso premiando a quien hiciera un alimento agradable, nutritivo y que se pudiera conservar por varios días: la ganadora no fue otra que Josefa Marmanillo, por lo que su apodo «Doña Pepa» quedó asociado al postre.

  • Disponibilidad: Inmediata
  • Marca: San José
  • SKU: 373
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El nombre de “Doña Pepa” viene luego, aproximadamente en el siglo XX, quizá con motivos comerciales y a manera de reconocimiento. Se le rebautiza así por su creadora. Todos coinciden en que su nombre de pila era Josefa, aun que existe otra posible creadora. Ambas eran morenas, esclavas o cocineras, en la época virreinal.

Ingredientes:

Palitos hechos con harina especial, manteca vegetal, azúcar, leche, anís, distribuidos en bloque,
bañados con miel de chancaca y decorado con coloridas grageas, confites y frutos secos.

Información adicional

Se atribuyen tradicionalmente dos orígenes al tradicional postre limeño, que recuerda a la esclava Josefa Marmanillo, proveniente del cercano valle de Cañete, reconocida como buena cocinera:

La primera historia y la más difundida en la historia oral y escrita, cuenta que hacia fines del siglo XVIII, Josefa Marmanillo comenzó a sufrir una parálisis en los brazos, enfermedad que posibilitó que fuera liberada de la esclavitud, pero al mismo tiempo -al impedirle trabajar- la dejaba sin posibilidad de sustento: en tales circunstancias escuchó rumores sobre los milagros que realizaba la imagen del Cristo de Pachacamilla, viajó hasta Lima, y tanta fue su fe y devoción que se recuperó de su enfermedad, y en agradecimiento creó el dulce dedicado al Cristo de Pachacamilla, actualmente llamado Señor de los Milagros. En la siguiente salida del Señor, Josefa levantó el turrón, ofreciéndoselo.

Al regresar a Cañete, la esclava aseguraba que el Cristo la había mirado sonriendo mientras bendecía la ofrenda. También existe la versión que Josefa llevó una primera vez el turrón a la procesión y se lo ofreció al Cristo de Pachacamilla, curándose al retornar a Cañete. En cualquier forma, en los años posteriores siempre regresó a Lima para ofrecer su turrón en las procesiones del Cristo morado a los fieles, tradición que continuaron su hija, su nieta, y las generaciones posteriores.​

La segunda refiere que un virrey organizó un concurso premiando a quien hiciera un alimento agradable, nutritivo y que se pudiera conservar por varios días: la ganadora no fue otra que Josefa Marmanillo, por lo que su apodo «Doña Pepa» quedó asociado al postre.

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